viernes, 15 de junio de 2012

29. Para el Día del Padre

Queridos amigos, el domingo 17 de junio se celebra el día del padre. Con esa ocasión, y recordando a los padres ya fallecidos y que han dejado tanta huella en nosotros,  les traigo algunas  estrofas de la elegía más famosa de la literatura española. Las Coplas a la muerte de su padre, que hicieron famoso a su autor, Jorge Manrique (1440-1479).

  Recuerde el alma dormida,         
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte             
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,            
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
..........
Nuestras vidas son los ríos       
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;                          
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos         
y los ricos.
..........
  Este mundo es el camino
para el otro, que es morada         
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos,            
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos.   
............
   Ved de cuán poco valor


son las cosas tras que andamos
y corremos,                          
que en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdamos:
de ellas deshace la edad,
de ellas casos desastrados           
que acaecen,
de ellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallecen.
 .......
Los placeres y dulzores
de esta vida trabajada
que tenemos,                         
no son sino corredores,              
y la muerte, la celada
en que caemos.
No mirando nuestro daño,
corremos a rienda suelta             
sin parar;                       
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar.
 ......
Esos reyes poderosos
que vemos por escrituras
ya pasadas,
por casos tristes, llorosos,         
fueron sus buenas venturas           
trastornadas;
así que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
y prelados,                          
así los trata la muerte              
como a los pobres pastores
de ganados.
.........
     
 «No tengamos tiempo ya en
esta vida mezquina
por tal modo,
que mi voluntad está
conforme con la divina
para todo;                           
y consiento en mi morir
con voluntad placentera,
clara y pura,
que querer hombre vivir
cuando Dios quiere que muera         
es locura.
...
Fin:
   Así, con tal entender,
todos sentidos humanos               
conservados,
cercado de su mujer
y de sus hijos y hermanos
y criados,
dio el alma a quien se la dio        
(en cual la dio en el cielo
en su gloria),
que aunque la vida perdió
dejónos harto consuelo
su memoria.  -                        
 
 
    


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