Hola amigos,
Hoy les traigo un mensaje que salió en la revista OK Chicas.com, y que me hizo llegar mi prima Evelyn Fuhrman. Me pareció que mostraba una gran lección de vida. He aquí el artículo:
"Una
chica fue a visitar a su abuela y le habló de sus cosas: de cómo era tan
difíciles para ella, que su marido la había engañado y que estaba devastada. No
sabía cómo iba a superarlo y quería darse por vencida. Estaba cansada de luchar
y luchar en la vida. Parecía que tan pronto como un problema se resolvía,
surgía uno nuevo.
Su abuela la llevó a la cocina.
Llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego. Pronto, las tres ollas
comenzaron a hervir. En una colocó un par de zanahorias; en otra
colocó un huevo y en la última colocó granos de café. Los dejó estar el
tiempo necesario, sin decir una palabra.
Unos minutos después la abuela apagó los quemadores. Sacó las zanahorias y las colocó en un plato. Luego sacó el huevo y lo colocó junto a las zanahorias. Finalmente, coló el café y lo puso en una humeante taza.
En seguida le pidió a
su nieta: “Dime qué es lo que ves”. La chica respondió: “Zanahorias,
huevos y café”.
Su abuela la hizo acercarse y le
pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. La
abuela le preguntó a la nieta que tomara el huevo y lo rompiera. Tras quitarle la
cáscara, observó un huevo duro.
Por último, la abuela hizo que su nieta
probara el café. La nieta sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma, y le
pregunto: “¿Qué quieres decir con todo esto abuela?”
Ella le explicó que cada uno de
estos elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo. Pero
cada uno había reaccionado de forma diferente. La zanahoria llegó al agua
fuerte, dura y tenaz. Sin embargo, después de haber sido sometida al agua
hirviendo, se suavizó y se debilitó. El huevo había sido frágil. Su fina
cáscara protegía su líquido interior, pero después de entrar en el agua
hirviendo, su interior se endureció. Los granos de café, sin embargo, eran
únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.
“¿Cuál de todos eres tú? –le
preguntó a su nieta–. Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?
¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?”
Piensa en esto: ¿Qué soy yo? ¿Soy una zanahoria que parece fuerte, pero con la adversidad me vuelvo débil y pierdo mi fortaleza?
¿Soy el huevo, que comienza con un
corazón maleable, pero que con lo adverso cambia? ¿Quizá tenía un
carácter alegre, pero después de pérdidas, dolor, dificultades
financieras, me volví rígida? ¿Mi cáscara es la misma pero por dentro
estoy amargada y áspera, con un espíritu y un corazón endurecido?
O soy como los granos de café; el café
que cambia el agua hirviente a pesar de ser el elemento que le causa
dolor? Cuando el agua se calienta, libera la fragancia y el sabor. Si eres como
el grano del café, cuando las cosas están en su peor momento, te vuelves mejor
y cambias la situación que te rodea. Cuando las pruebas se vuelven más
difíciles y son más grandes, ¿te elevas a ti misma a otro nivel?
¿Cómo
manejas la adversidad? ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?
Deseo que tengas suficiente felicidad
para hacerte suave, suficientes pruebas para hacerte fuerte, suficiente dolor
para que te esfuercen en mantener la esperanza y ser feliz.
La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor
de todo: prefiere sacar el máximo provecho de todo lo que
viene en su camino. El futuro más brillante siempre se basa en un pasado
olvidado; no se puede ir hacia adelante en la vida hasta que dejas ir tus
fracasos y sinsabores pasados.
Cuando naciste, tú llorabas y todos a
tu alrededor estaban sonriendo. Vive tu vida de manera que al final estés
sonriendo, y todos a tu alrededor lloren por que perderán a alguien maravilloso
como tú.-
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